Recuerdos que no voy a olvidar...

Cada recuerdo, cada instante vivido, cada campeonato, cada gol, cada lágrima, cada anécdota, cada triunfo, cada derrota... Todo, absolutamente todo es una huella de nuestra existencia, de nuestra presencia que nada ni nadie borrará jamás.

miércoles, 8 de junio de 2011

A un hermano de pasión...

Qué difícil sería escribir sobre alguien que no conocí y, que a la vez, estas palabras puedan ser sentidas como las siento yo. Qué difícil debe ser para sus familias ordenar un discurso sin que su voz se corte por el dolor. Qué difícil debe ser despedir a un ser querido por una muerte tan inútil. Qué difícil debe ser el día siguiente cuando sabes que hay una ausencia física que se el viento se la llevó. ¡Qué difícil! Pero en este caso, qué fácil es. Porque no se ha ido un futbolista, se ha ido un hermano. Porque si tú Gianfranco pisaste el mismo cemento que yo, porque si desde el fondo del alma te rompiste la garganta cantando las mismas canciones que yo, porque si conservaste siempre en el pecho el mismo sentimiento que yo, entonces te considero un hermano, un hermano CELESTE, como esos miles que sintieron la sorpresa y la pena cuando se enteraron que partiste antes que nosotros.


Recuerdo que fue Daniel Peredo quien hizo pública tu pasión. En un partido contra la u en el Nacional, una noche de sábado fría, rara. En esos días la CELESTE -tu camiseta, tu piel- la pasaba mal, un fantasma rondaba nuestras peores pesadillas. Pero ese día salió esa raza cervecera y, ese día, en la cancha teníamos un representante. Sí, nosotros, la tribuna, la popular, el EXTREMO. Ahora imagino esa noche, tal vez la soñaste despierto alguna vez desde el escalón. Tu equipo adorado estaba en crisis, y tú saltando el alambrado con tu camiseta sudorosa por tanto salto, por tanto canto, por tanto aliento, tú invadiendo la cancha para defender al SPORTING. Estoy seguro que sí lo soñaste despierto, porque eso lo sigo haciendo yo.


Esa noche ganamos y fue ese periodista, quien narraba el partido desde la televisión. Él te delató. Gianfranco es hincha hincha de CRISTAL, en el 2002 Espejo estaba en la popular dando la vuelta olímpica como un fanático más. Esa noche fuiste el mejor jugador del partido, con pases gol incluido. Qué tal sueño debe haber sido. Tal vez no dormiste en toda la noche de emoción. Defendiste a la CELESTE desde adentro, gritando los goles con la misma pasión. Pero esta vez no bajaste corriendo las gradas para treparte al alambrado ni empezaste a cantar: “Y ya lo ven, y ya lo ven, es el CRISTAL que quiero ver…”; en esta oportunidad te abrazaste con los demás jugadores, te felicitaron y felicitaste, y tal vez, corriendo a tu lado del campo, con el corazón latiendo agitado, en tu mente cantabas esa misma canción, como lo hubiese hecho yo.



Pero faltaba algo más. El sueño no estaba completo. Ya saltaste del alambrado e invadiste la cancha, pero faltaba el gol. Llegó semanas después. Era una mañana muy gris en al San Martín, uno de esos domingos por la mañana. CRISTAL no ganaba y se complicaba en la tabla. El rival, el Alianza Atlético se había cerrado bien y no llegaba el gol. Pero apareció el verdadero fanático que se metió a la cancha, ése que no necesitaba  cámaras para decir: "mira, esta es mi pasión”. Con un golpe de cabeza nos diste el triunfo y ahora sí, el sueño se completaba. De la tribuna a la cancha, y en la cancha el gol. Y a gritarlo como se debe, como el hincha que nunca dejaste de ser, porque esto obvio no lo dice la prensa, cuando no estabas en lista ni de suplentes, seguías yendo a la popular, y desde el centro gritabas, cantabas, saltabas y alentabas para que tu equipo se alejara de la baja.


Y no contento con eso para demostrar tu pasión. Tenías que volver a tu casa dejando atrás el titularato en el ciclón, rechazando un buen sueldo y la vitrina desde donde te podían llamar a la selección. Cambiaste el rojo por la pasión. Esa pasión CELESTE que nunca te dejó. Volviste a la cuna que te formó, a pisar otra vez el Rímac, porque la casa se puede dejar físicamente pero ahí ya habías enterrado el corazón. Si antes tú aplaudías y gritabas “SALUD LOBATÓN”, “SALUD BONNET”, “SALUD DELGADO”, “SALUD RODRÍGUEZ”, “SALUD DENNIS”, “SALUD CHARAPA”, “SALUD ZEGARRA”, “SALUD MOISELA”, “OLE OLE OLE OLE, SOTO SOTO”, “Y YA LO VEN, Y YA LO VEN, ESE ES JULINHO Y SU BALLET”, como en el 2002, ahora tú recibías el saludo del EXTREMO… “SALUD ESPEJO”, como los recibiste esa mañana en La Florida en tu último adiós. Te dedico estas breves líneas porque tú hiciste realidad el mismo sueño que tuve yo, la dicha de defender a la CELESTE desde la cancha y el escalón… Y ahora, desde el cielo, que al fin y al cabo también te es familiar, porque es CELESTE como tu corazón. Hasta siempre hermano Espejo, ya nos encontraremos para alentar a nuestro SPORTING QUERIDO desde ese otro escalón.

FOTOS DE GIANFRANCO ESPEJO EN LOS CALICHINES DE S. CRISTAL (extraídas de la Revista Sentimiento Celeste)